Hoy podemos nuevamente compartir sobre las visiones de preparación para los portales de luz del Nuevo Tiempo, las cuales nos están dando a todos una última oportunidad de grabar en el Espíritu de la Madre Tierra una nueva memoria Comunal basada en la consciencia del Corazón.

Tras esta situación planetaria, hemos adelantado la visión de abrir las puertas del Templo-Escuela MunaySuyu, ofreciendo a nuestros aprendices de varios países que puedan todo este tiempo, convivir con la Madre Naturaleza, junto a su bella y silvestre fuerza espiritual, en su aliento constante de libertad y no con el pánico y encierro del Mundo Artificial.

Desde los Templos, nuestro deseo es compartir la Sabiduría y los Mensajes recibidos para las personas que realmente se propongan cambiar su Ser y así poderles apoyar para que su transición al nuevo Pachakuteq, a la Nueva Era, se dé en lo posible en armonía y no en violencia, ni en miedo. Sobre todo ayudarles a ver lo que está detrás de esas olas de caos “gripe”, que ahora se manifiesta con un diminuto ser que está cumpliendo una tarea importante de vibrar en energía densa, para que todo lo que resuene con ella se transforme, se reordene y deje de enfermar al Planeta.

Sabemos consciente o inconscientemente que con nuestros comportamientos hemos afectado la Sagrada relación de Vida-Kausay, de nuestro Cosmos Interno y Externo, que no solo hemos recalentado nuestras mentes como el clima, sino descongelado nuestros egos como los polos. Que no fue suficiente destruir los mundos vegetales, animales, marinos y minerales, sino que a costa de nuestra propia existencia hemos destruido el Equilibrio de nuestro Planeta.

La nube oscura de nuestras sombras egoístas y ambiciosas nos han hecho crear un Mundo Artificial, donde nos creemos dioses, dioses sin un sentido del Ser, sino mas bien con un sentido manipulado del No Existir. Que tratan de poseer para llenar el vacío del Alma-Ser, en una venena lucha del poder. Olvidando lo hermoso que es el respirar de las flores, el vuelo del colibrí, el susurro de las abejas, el canto de las cascadas o los mares, y sobre todo el pulsar de las montañas, el danzar de los árboles y los rayos embellecedores de vida de Tayta Inti-del Padre Sol. ¿Cómo hemos podido dormir sin extrañar nuestra Familia Naturaleza?

Para el Hombre Sabio, la enfermedad y muerte solo son ilusiones pasajeras, que las convierte en una enseñanza necesaria a nuestros oídos sordos, a nuestro sentir atrofiado, a nuestra ceguera ambiciosa. Nuestro espíritu es inmortal y vivir esa inmortalidad es entrar totalmente en una nueva consciencia de Amor, Munay, en una consciencia de vida en humildad, respeto y gratitud, hacia ese Todo Cósmico que siempre divinamente nos incluye. Es el gran momento de despertar y reflexionar muy seriamente cómo continuar nuestro mañana. Si renacer en la verdad absoluta de convivencia con la espiritualidad de la Naturaleza o morir en la ilusión del consumo y egoísmo del mundo artificial.

La Nueva Era ya comenzó, estamos viviendo un tiempo de transición y por eso los sistemas de espíritus oscuros tratan de evitar nuestro despertar y crecer en consciencia, pero gracias a los Ancestros de las Estrellas y a los Grandes Espíritus de la Naturaleza hemos tenido un Espacio-Tiempo adicional que nos permite reflexionar y volver a nuestros orígenes, al plan cósmico, al sagrado Principio de la Vida, al pulso de la Pachamama.

No hay sistema manipulador tan poderoso que pueda impedir nuestro verdadero deseo de despertar e iluminarnos, de aprovechar este tiempo de sanación. Nosotros somos los que podremos lograr el cambio interno, de brillar y dar un renacer a nuestras vidas. Así como en la Pachamama Raymi del 2019 que marcó un momento histórico, dando inicio a la Sanación, Trascendencia e Iluminación de nuestra Madre Tierra.

Para nosotros caminantes de Luz, ha llegado también el nuevo amanecer, el despertar en la oscuridad de la noche, de convertir nuestro Ser en la Tierra del Amor y desde ese principio sembrar la Semilla de Luz-Inkamu en nuestros mundos.

Abrazo Solar, Hallalla AMARUKAN

Maestro Ñaupany